De ruta por el interior de Gran Canaria: un viaje distinto para respirar y descubrir

Esta isla del archipiélago canario es conocida por ser un pequeño continente con una gran variedad de paisajes

Playas de aguas cristalinas, las archiconocidas dunas de Maspalomas… Seguro que te suena, ¿verdad? Gran Canaria es una de las islas más bellas del archipiélago canario y se la define en muchas ocasiones como un pequeño continente. Porque más allá de sus playas paradisiacas, la isla alberga un interior con verdaderas joyas naturales y patrimoniales en las que merece la pena perderse unos días.

¿Estás pensando en escaparte a Canarias?, ¿quieres vivir una experiencia única y diferente a lo clásico? Te proponemos una ruta por el interior de Gran Canaria en la que vas a caminar, relajarte y desconectar de todo.

Tejeda: tradición y belleza

La arquitectura tradicional canaria, con balcones de madera y fachadas blancas, además de sus miradores, son el elemento más definitorio de Tejeda. Por ese motivo y por la belleza de sus calles, se trata del primer municipio de Canarias en entrar en la selecta lista de “Los pueblos más bonitos de España”. 

Arquitectura típica canaria en Tejeda
Arquitectura típica canaria en Tejeda / Juan Coma

Una experiencia que merece la pena, sobre todo para los amantes de gastronomía, es probar el bienmesabe, una especie de mermelada de almendra que sirve de acompañamiento en muchos postres y que es muy típico del archipiélago canario. Recomendamos probarlo en la Dulcería Nublo, uno de los negocios más emblemáticos e históricos de Tejeda.  

La Dulcería Nublo de Tejeda es uno de los negocios más emblemáticos e históricos
La Dulcería Nublo de Tejeda es uno de los negocios más emblemáticos e históricos / Juan Coma

El Centro de Planta Medicinales de Tejeda es otra de las visitas que merecen una parada en este municipio. Es un espacio destinado a divulgar la relación entre el hombre y la naturaleza a través del uso medicinal de las plantas, los remedios y sus creencias. 

Roque Nublo y Parador de Cruz de Tejeda

El Roque Nublo es un monumento natural de casi 90 metros de altura que está en uno de los puntos más altos de la isla y muy cerca de Tejeda. Desde aquí se tienen unas vistas espectaculares de la caldera de Tejeda y del Pico de las Nieves y, si las condiciones climatológicas lo permiten, de la montaña del Teide, en la vecina isla de Tenerife.

El Roque Nublo con el Teide al fondo
El Roque Nublo con el Teide al fondo / Juan Coma

Y si queréis desconectar al 100% en uno de los puntos más altos de la isla, el Parador de Cruz de Tejeda es, sin duda, la mejor opción. Este alojamiento cuenta con unas panorámicas inigualables, puesto que, desde sus habitaciones y terrazas, se puede admirar el paisaje cultural del Risco Caído y los espacios sagrados de las montañas de Gran Canaria, declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la Unesco en 2019.  

El Parador de Cruz de Tejeda
El Parador de Cruz de Tejeda / Juan Coma

Artenara, un viaje por la historia prehispánica

Uno de los lugares donde conocer más en profundidad la historia aborigen de Gran Canaria es Artenara. Además de sus miradores e iglesias, cuenta con un emplazamiento especial: el Museo Etnográfico de las Casas Cuevas, que muestra cómo vivía la población prehispánica que habitó este rincón de Gran Canaria. Para conocer el pasado de esta isla también recomendamos visitar el Centro de Intepretación de Risco Caído y las Montañas Sagradas de Gran Canaria

Casa Cueva de Artenara
Casa Cueva de Artenara / Juan Coma

Uno de los símbolos y monumentos naturales más importantes de la isla es el Roque Bentayga. Esta formación geológica fue utilizada por los aborígenes canarios como fortaleza hasta que llegaron las tropas castellanas a finales del siglo XV. Muy cerca están las Cuevas del Rey, en plena caldera de Tejeda, un lugar perfecto para saber más acerca de la vida de los antiguos pobladores de las islas. 

Roque Bentayga
Roque Bentayga / Juan Coma

Tamadaba y Guayadeque, naturaleza en estado puro 

Si lo vuestro es la naturaleza, tenéis que recorrer sí o sí el Parque Natural de Tamadaba, una de las zonas vírgenes más extensas de la isla, además de estar reconocido como Reserva de la Biosfera. Es el reino del pino canario, entre otras muchas especies vegetales y animales, algunas endémicas de Gran Canaria. 

Vistas desde Tamadaba
Vistas desde Tamadaba / Juan Coma

Entre los municipios de Mogán y La Aldea de San Nicolás se encuentra otro de los espacios naturales más impresionantes de la isla: el Monumento de los Azulejos. Se trata de un mosaico único de colores esculpidos en la montaña en el que predominan los tonos rojizos, ocres, verdes o azulados.  

Monumento de los Azulejos
Monumento de los Azulejos / Juan Coma

Por otro lado, Guayadeque es una de las joyas más desconocidas de la naturaleza de Gran Canaria. Es un gran barranco de 15 kilómetros de largo situado en el sureste de la isla. Su paisaje agreste, de laderas escarpadas cubiertas de vegetación autóctona, es realmente fantástico.

Visitar Agüimes 

A poca distancia de Guayadeque se encuentra uno de los primeros núcleos poblados después de la conquista castellana de la isla; el municipio de Agüimes, que fue creado como población de señorío episcopal por orden de los Reyes Católicos.  

Monumento del Museo al Aire Libre de Agüiles
Monumento del Museo al Aire Libre de Agüiles / Juan Coma

Su casco histórico es una verdadera joya. Sus calles esconden muestras de patrimonio religioso y civil, esculturas que conforman su Museo al Aire Libre e incluso llamativos murales. Aunque su bien más destacado es la iglesia de San Sebastián. 

En Agüimes acabamos esta ruta por los mejores enclaves naturales de Gran Canaria, una isla que, en definitiva, es mucho más que sol y playas.

Texto tomado de: https://viajar.elperiodico.com